No hay una “fórmula mágica” para realizar el desarrollo sostenible. El concepto de desarrollo sostenible ha sido y continuará siendo materia de arduos debates y conflictos. En el este artículo, el término desarrollo sostenible se entiende, a la vez, como un objetivo y como un proceso. Como objetivo, el desarrollo sostenible es el que satisface las necesidades de las generaciones presentes y futuras. Como proceso, implica la adopción de políticas en las que se tomen en consideración no sólo los factores económicos, sino también los aspectos sociales y ambientales.

Para que este concepto global funcione correctamente, los factores y aspectos citados se deben abordar sobre la base de análisis y respuestas nuevos. Es necesario que las cuestiones ambientales se conviertan en un elemento fundamental de la evaluación de las futuras decisiones sobre inversión y desarrollo, desde el lugar de trabajo hasta la negociación de los acuerdos internacionales. Lejos de considerarse un simple coste de explotación adicional, la protección de los trabajadores y de la comunidad debe valorarse como un elemento imprescindible para el logro de unos objetivos económicos, sociales y ambientales que se integran en el desarrollo sostenible. Esto implica la necesidad de valorar y estimar la protección del ser humano como una inversión con una tasa de rendimiento potencialmente positiva en el marco de unos proyectos orientados a la satisfacción de unos objetivos económicos, sociales y ambientales. Tampoco la protección de los trabajadores se debe limitar a la protección de las personas en el lugar de trabajo, sino extenderse a las relaciones del trabajo con la salud en general, las condiciones de vida (agua, saneamiento, vivienda, etc.), el transporte, la cultura, entre otras.

También implica que el esfuerzo por mejorar la salud y seguridad en el trabajo, lejos de ser un lujo reservado a los países ricos, constituye una condición previa del logro de los objetivos básicos de desarrollo económico y social de las naciones en desarrollo.

El desarrollo sostenible supone que estos costes ambientales y sociales, que en el pasado han sido “externalizados” por la industria y la sociedad en general, se “internalicen” en lo sucesivo y se reflejen en los costes de mercado de los bienes y servicios. Este proceso de internalización está siendo impulsado por los agentes del mercado y los grupos de consumidores, por la nueva regulación legal — incluidos los denominados instrumentos económicos — y por las propias empresas. Sin embargo, las posibilidades de éxito de este proceso de integración de los costes sociales y ambientales reales de la producción y el consumo estarán en función de la aplicación de nuevos esquemas de colaboración, comunicación y participación en el proceso de toma de decisiones. Las organizaciones sindicales y empresariales tienen una función vital que desempeñar en este proceso, concretamente, en las fases de diseño, aplicación y supervisión.

Es evidente, sin embargo, que las principales políticas ambientales del futuro no se implantarán a escala nacional ni internacional, ni aun local, si bien cada una de estas dimensiones está llamada a desempeñar una función esencial. Los cambios reales se producirán a escala de la empresa y de la comunidad. Los directivos de las grandes sociedades multinacionales, los gerentes de las pequeñas empresas familiares, los agricultores y los trabajadores por cuenta propia del sector no estructurado serán la verdadera fuerza motriz y los mentores del desarrollo sostenible. El cambio sólo será posible gracias a la sensibilización creciente y a la actuación coordinada de empresarios y trabajadores en el seno de la empresa y de otros agentes sociales para integrar los objetivos ambientales en los objetivos y prioridades de la empresa. A pesar de la magnitud del desafío, es previsible que todo el espectro de políticas formales e informales de trabajo y protección ambiental a escala de la empresa se desarrolle, aplique y supervise en el marco de un proceso de colaboración entre la dirección, los trabajadores y otros agentes sociales.

E medio ambiente tiene una clara influencia en el logro de nuestros objetivos económicos, globales y ambientales globales; por consiguiente, esta actividad constituí un elemento esencial del proceso complejo de integración necesario para lograr el desarrollo sostenible.

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