Un voyeur montevideano fue procesado sin prisión porque, sin su consentimiento, intentó fotografiarle las nalgas a una pasajera en un ómnibus .

La mujer y el improvisado «fotógrafo erótico» compartían el mismo transporte colectivo aunque el hombre iba sentado y la muchacha, de unos 23 años, de pie.

Cuando la señorita se disponía a descender de la unidad, advirtió que un airecito fresco ingresaba y subía por sus nalgas en una forma poco común: el hombre, también de unos 23 años y con aspiraciones de fotógrafo, le había levantado la pollera y le estaba sacando unas instantáneas de sus prominentes nalgas.

Más rápida que ligera la muchacha se dio vuelta y le propinó una bofetada y un policía que casualmente también viajaba en el mismo ómnibus (un 148 de la empresa Cutcsa) colaboró con la joven colocándole un par de esposas, lo detuvo y lo llevó así hasta la comisaría más cercana: la seccional número 12, por lo que su carrera de reportero gráfico erótico duró lo que dura un viaje en ómnibus.

De allí, el frustrado fotógrafo fue trasladado al juez que lo procesó sin prisión por el delito de «ultraje público al pudor, bajo caución juratoria».

El teléfono celular con las fotos quedó en poder de la policía por lo que esas imágenes no serán halladas en internet, como suele ocurrir.