«El sistema carcelario del país es una bomba de tiempo, por eso toda la sociedad y el sistema político debe apoyar experiencias como el Centro Nacional de Rehabilitación, que ha demostrado ser tan exitoso», afirmó el precandidato presidencial Jorge Larrañaga (Alianza Nacional) durante una recorrida el martes 10 de febrero por el establecimiento que funciona en las instalaciones del ex Hospital Musto.

El senador blanco insistió con la necesidad de destinar nuevos espacios a la rehabilitación, reiterando su propuesta concreta de que se utilice el cuartel de Punta de Rieles a tales efectos. Dijo que «esta es una experiencia exitosa, que revela cómo desde el Estado se puede impulsar la reinserción social de quienes han delinquido» y agregó que «hemos vistos distintas experiencias de trabajo, en panadería, carpintería, herrería y otras, que cumplen un mismo fin: conducen a un proceso en que los reclusos van tomando hábitos de trabajo, que es lo que lleva a la recuperación».

Larrañaga recorrió los distintos talleres durante casi dos horas, dialogando con buena parte de los reclusos y destacó que «lo hemos hecho sin ningún tipo de limitación ni problema, en un clima de total respeto, y hemos visto cómo muchas áreas están exclusivamente a cargo de mujeres». Agregó al respecto que «se percibe un compromiso con la rehabilitación».

Reclamó que «esta experiencia debería trasladarse también al interior del país y a los centros de reclusión de mujeres», concluyendo que «los datos son contundentes: mientras en el total de los centros carcelarios del país, el índice de reincidencia en el delito es de 60%, entre quienes salen de aquí, del CNR, ese índice es sólo del 6%».

El sistema del CNR en el ex Musto, que cuenta hoy con 141 reclusos, es un sistema progresivo, que se basa en sucesivas pruebas, mediante las cuales el reclusos se va «ganando la confianza y pasando a regímenes más abiertos». Luego de unos seis meses de permanencia en el lugar, firma un contrato por el que se hace acreedor a los réditos del trabajo en los talleres, que se comercializan.

Existe incluso una fábrica de pastas, que funciona dentro del centro, con un sistema mixto de empleados «comunes» totalmente externos y reclusos. Para casi el 90% de éstos, el sistema representa la primera experiencia laboral.