Montevideo volvió a inaugurar y por tercera vez la vieja Puerta de la Ciudadela.

La obra que pretende revitalizar la antigua portada fue realizada por un equipo profesional que incluyó arquitecto, geólogo, químico y escultor, entre otros. Previamente, con la participación del Centro Municipal de Fotografía, se realizó un minuciosos estudio fotográfico de las características arquitectónicas y constructivas de la obra, ya que se carecía de documentación sobre el último traslado del monumento, realizado en 1959.

Se realizaron estudios históricos, análisis del sistema constructivo, clima, aspectos geológicos, patologías del muro y de la piedra en particular y se realizaron ensayos in situ y en laboratorio.
De esta manera se determinaron las principales causas de deterioro y degradación, determinando agentes externos (agua, viento, contaminantes, vegetales) y causas internas (antropogénicas, petrográficas, fisuras, desprendimientos, exfoliación, entre otras). Fueron elaboradas más de 450 fichas con un detalle de las afectaciones y observaciones constatadas.

Los trabajos incluyeron limpieza, consolidación, sustitución o reintegro de piezas deterioradas o faltantes, impermeabilización y aplicación de protección antigraffitis. El costo superó los 2 millones de pesos, incluidas leyes sociales. La obra fue ejecutada por la empresa Arco Ltda, ganadora de la licitación convocada por la IMM.

Fue colocada una placa, con la siguiente leyenda:

«Puerta  de la Ciudadela: documento material directo del complejo de fortificaciones Hispano-Montevideano»

«En la cuidad fortificada de Montevideo, la Ciudadela era el baluarte encargado de resistir el embate final de cualquier ataque enemigo. Ocupaba la mitad de la actual plaza Independencia y su única entrada era desde el sector interior de la ciudad. Para ingresar a ella debía cruzarse un puente levadizo. Quitada de su emplazamiento y trasladada a la Escuela de Artes y Oficios en 1879, volvió a éste su lugar original, en 1959».