Evamel S.A. es una empresa dedicada a la comercialización de pescado de río. En 2008 EL TELEGRAFO presentó el tema a sus lectores, cuando el emprendimiento recién se estaba iniciando. Un año después, el frigorífico pesquero del norte duplicó su producción, tiene más empleados, encara una reforma para hacer filetes y propone el desarrollo de la siembra de peces en las represas y tajamares que hay en los establecimientos agropecuarios del Norte del país, lo que aumentará la rentabilidad del productor y significará la posibilidad de lograr una mejor calidad de vida de quienes están en el campo, amén de implicar mejoras en la empresa exportadora y generar divisas a Uruguay por la exportación de esa producción.

Así lo consigna el diario El Telégrafo el lunes 9 de marzo.

Con un mercado ya asegurado en Brasil, fundamentalmente con la cadena de supermercados Pan de Azúcar, y la exportación a Colombia, Evamel exporta pescado eviscerado, fundamentalmente sábalos, bajo la marca LCA (Latina Comercial de Alimentos), que es la empresa local que exporta a Brasil, a la empresa CNA, (Central Nacional de Alimentos).

Hay menos peces

Con respecto a la disminución de peces en el río Uruguay, particularmente el dorado, que es la especie más famosa de esta zona, recordó que «cuando hicimos la investigación de mercado para instalar la empresa había una cantidad de dorados que en 2007 ya no se constató y viene disminuyendo». También en Argentina y Brasil hubo prohibición de pesca del dorado. «En Brasil hubo veda total durante dos años de dorado y surubí, y ahora se permite algo de dorado de vuelta, porque se dejó un tiempo para la repoblación.

La diferencia con Brasil es que «tienen proyectos y hacen siembra de peces, tanto de dorados como de surubí». La «castigada» población de estos últimos que hay en los ríos brasileros determinó que no haya especímenes naturales como para mantener un comercio fluido, por lo que hay empresas que instalaron sus propios criaderos.

«Un supermercado del Pan de Azúcar hace la siembra para tener su propia producción. Y eso hace que se vaya perdiendo el interés por la pesca, porque la siembra, además de ser ecológicamente más conveniente, también es más barata». Sin embargo, esta cría de peces a modo de un feed lot vacuno no es para todas las especies. Por ejemplo, la carne del surubí prácticamente no cambia en su calidad ni sabor; «pero la del dorado es distinta, porque nada mucho en el río, busca el desove. Cuando está cazando para comer puede recorrer hasta 30 kilómetros por día, come mucho y gasta mucha energía. Pero si el dorado está en un tajamar, queda demasiado gordo, muy grasoso».

En un año se duplicó la producción

«Nosotros logramos aumentar la producción, porque aumentamos los puntos de acopio en el Sur, no por el mercado local; porque la pesca es insignificante y este año fue peor por la poca agua y otros factores que hicieron que hubiera poca captura acá». El aumento de la producción, que pasó de 100 a 200 toneladas de pescado procesado al mes, estuvo vinculado básicamente al aumento en la cantidad de sábalos. En 2008, el 85% de los pescados eran sábalos; ya en esta zafra se pasó a un 95% del total. Y no solamente porque es una carne muy apreciada en Brasil o Colombia, sino además «porque es lo que hay en el río», justificó Bertó.

«Hay épocas puntuales en que sale un poquito más de tarariras o de bogas, pero con muy poca frecuencia. Lo que sustenta la empresa es el sábalo», explicó, aunque recordó que como es un recurso natural depende de varios factores, como el estado del tiempo (viento y lluvia alteran la pesca) e influye también si está muy crecido, debido a la suciedad del agua.

«Pero, por suerte, este año2008-2009 logramos tener una buena temporada y aún duplicando la producción no logré atender mi mercado», confió el empresario. «El año pasado la cadena Pan de Azúcar me pidió cotización por 800 toneladas y este año fue mayor. No pude atender el 10% de lo que me pidieron». Sin embargo, en la búsqueda de la diversificación de mercados Bartó confirmó que, como lo anunciara el año pasado, ya comenzaron a exportar a Colombia. «Es el mismo pescado, el sábalo, pero con distinta calificación. Colombia pide ciertas características, como por ejemplo «que esté entre un kilo docientos y un kilo ochocientos gramos, muy mediano».

A Brasil van todos los tamaños y pesos. La tonelada de sábalo promedia los 400 a 600 dólares, según el destino que tenga y la calidad de que se trate.

Apoyo a los pescadores

Si bien Pablo Bertó aclaró que «nosotros hacemos comercio, no producción», dijo que a los pescadores se los apoya para el trabajo, por ejemplo con equipos de pesca y redes. Además, eso hace que haya también un control indirecto de la pesca. «Le decimos que usen redes con malla 8, no 6, porque sale un sábalo más grande, más lindo y que ya cumplió su ciclo. Yo quiero que la empresa se quede, ojalá eternamente. Y si le doy una mala 6, que está prohibida, en cinco o seis años más no tengo pesca».En cuanto al relacionamiento con los pescadores, señaló que «es mucho más difícil de lo que yo creía. Al llegar acá sabía que iba a tener esa dificultad. Pero hemos visto la falta de unión y de estructura del grupo. Sabíamos iba a ser difícil, pero es más de lo pensado».

Además, el problema del contrabando de pescado –que ya había comentado en la nota del año pasado– «sigue en la misma: de Salto para arriba prácticamente no se puede comprar pescado».

«En Salto hay una cooperativa de pescadores, uno de los pocos grupos que tienen permiso de pesca, pero no le venden a nuestra empresa. Y somos los únicos habilitados a exportar y la única empresa que está comprando pescado, más allá que pueda haber alguna unipersonal que supuestamente hace negocios». A juicio del exportador, «no hay capacidad de articular con la gente; esta es una empresa que está y es para quedarse».

mAYOR PERSONAL CONTRATADO

En 2008 trabajaban 32 personas vinculadas a la planta frigorífica; hoy «hay 24 trabajando todos los días ininterrumpidamente y hay otros 12 jornaleros que no vienen diariamente. Además, están su socio Sergio Luis Cichorsky, que es el encargado de la planta, su señora que está en la secretaría, otra persona en la parte contable, una ingeniera en alimentos, una médica para controlar la salud de los funcionarios, un contador y un abogado. «Somos unas 50 personas trabajando vinculadas a la planta y cuando estemos en condiciones de trabajar con los filetes de pescado, seguramente tendremos más empleados y aumentaremos un turno en la producción».

Fuente: Diario El Telégrafo (Paysandú). http://www.eltelegrafo.com