En el marco del día internacional de los Derechos Humanos que se celebrará el próximo jueves 10 de diciembre, se realizará la jornada de las «mil grullas por la memoria» en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos del Parque Vaz Ferreira, ubicado en el Cerro de Montevideo.

Dice una leyenda japonesa que quién sea capaz de realizar mil grullas de papel conseguirá que un deseo se haga realidad. La técnica milenaria del Origami, se enlaza a través de la leyenda a prácticas culturales actuales.

Un GESTO de esperanza. Una ACCIÓN positiva. Un SÍMBOLO de constancia y paciente trabajo, de hombres y mujeres, POR LA MEMORIA COLECTIVA

La jornada comenzará a las 17horas con talleres para la realización de las grullas. Habrá un profesor de origami participando.

Mientras todavía haya luz, todas las grullas que se hagan se colgarán en los árboles que rodean el memorial de los detenidos desaparecidos.

Exhortan a llevar papeletas rosadas usadas en el pasado plebiscito en que se puso a consideración la anulación de la ley de Caducidad.

Sin partidos políticos, sin organizaciones ni entidades, cada uno en representación de uno mismo y de una causa mucho mayor: Rescatar nuestra historia, nuestra identidad como pueblo, como seres humanos y sobre todo mantener viva y activa la memoria, sembrar semillas para el futuro, dice la convocatoria.

La Historia de Sadako Sasaki y sus grullas: La consigna de crear grullas de papel en la lucha por la paz, se remonta a la historia de una de las pequeñas víctimas de la bomba de Hiroshima.

Sadako Sasaki tenía dos años cuando cayó la bomba en Hiroshima, ciudad en la que vivía. Nueve años más tarde, como consecuencia de la radiación, se le diagnosticó leucemia.

Internada en el hospital, se dedicó con gran entusiasmo, a realizar, una tras otra, grullas de papel. Según la tradición japonesa, si alcanzaba a crear mil, se cumpliría su deseo y mejoraría de su enfermedad.

Murió en octubre de 1955, después de haber plegado 644 grullas de papel. Simbólicamente, sus amigos continuaron su misión y completaron las mil grullas, con la esperanza de que se evitaran las guerras en el futuro y construyeron en el Parque de la Paz de Hiroshima, un monumento a Sadako y sus grullas; parque en donde hasta hoy llegan miles de grullas de miles de lugares en el mundo.