Compartimos las palabras del diputado Gerardo Amarilla (Partido Nacional) en la sesión del lunes 11 de junio en que se trató la moción de censura al ministro del Interior, Eduardo Bonomi.

“Señor Presidente: La Constitución de la República dice en su art. 26: “A nadie se le aplicará la pena de muerte. En ningún caso se permitirá que las cárceles sirvan para mortificar, y sí sólo para asegurar a los procesados y penados, persiguiendo su reeducación, la aptitud para el trabajo y la profilaxis del delito». Esta premisa constitucional establecida en el capitulo Derechos, Deberes y Garantías, tiene como núcleo central la protección de derechos, no de los reclusos o de las personas que están sujetas al sistema, el núcleo central de protección es la Sociedad quien ha sido la víctima de la actuación criminal y que se merece un sistema eficiente y justo para la corrección de esas conductas y para la profilaxis del delito. Esa actividad que debe cumplir por parte del Estado en defensa o en protección de la sociedad toda, no se está cumpliendo. No se cumple tal vez desde hace años pero lo que más nos preocupa es que no estamos rumbo a un horizonte en que se vislumbre un cumplimiento de esos objetivos. En la jornada de comparecencia del Ministro del Interior a ésta Sala quedó muy claro que son insatisfactorias las respuestas del jerarca sobre la Política de Seguridad en general y la política carcelaria en particular; parte integrante de la Seguridad y como muy bien lo fundamentaba el diputado interpelante, elemento que influye en la seguridad pública. Son insatisfactorias las respuestas dadas en ésta Cámara pero, entendemos que son insatisfactorias las medidas que ha adoptado esta conducción del Ministerio del Interior que tiene a su cargo el cometido esencial del Estado de brindar seguridad a la sociedad. Esa insatisfacción que provoca la moción de censura la hacemos desde nuestra convicción y desde nuestra legitima libertad de pensar y actuar como representantes de parte de la sociedad -que no tengan la más mínima duda- piensa lo mismo. Esa falta de rumbo, o mejor dicho ese error en la conducción del sistema carcelario, también es compartido por los que están directamente vinculados al sistema: efectivos, funcionarios de años comparten nuestra visión y por razones obvias no pueden expresarlo públicamente. Reclusos también se expresan en ese sentido. El otro día el señor Ministro hizo permanente referencia a la Cárcel de Rivera como un ejemplo de ese cambio de paradigma. Un centro pensado, diseñado, construido y puesto en funcionamiento bajo la administración del actual partido de gobierno. Unas horas antes de la interpelación estuvimos en la Cárcel de Cerro Carancho y hablamos con los funcionarios policiales y con los representantes de los reclusos. Me gustaría hacer algunas referencias sobre lo que dicen los reclusos en una carta que me pidieron se hiciera llegar a las autoridades. En ella dicen respecto del supuesto establecimiento modelo y paradigmático que “hay una grave situación problemática en el establecimiento”. Dicen que “el ocio es uno de los principales enemigos de las personas que están privadas de libertad”. Que el Comando del establecimiento “no cuenta con los elementos ni los recursos necesarios para llevar a cabo una buena gestión a nivel laboral y educativa”. Expresan los reclusos que “fueron elevados infinidad de Proyectos laborales viales de parte de los internos, los que no fueron tomados en cuenta ni siquiera evaluados para ver su viabilidad”. La cárcel de Cerro Carancho tiene muy poco tiempo de inaugurada, Uds. habrán visto las fotos de un hermoso edificio, fotos sacadas poco antes de ser ocupada. Tiene algunos problemas constructivos, como por ejemplo el tanque de agua cuya torre corre peligro de derrumbe, tiene algunos problemas de servicios, hay un solo médico asignado para 370 reclusos. Pero lo más grave es un problema de gestión en cuanto a la concepción del sistema de reclusión que lamentablemente no tiene un rumbo muy distinto a lo que era en el pasado. Saben cuál es la gran diferencia de la Cárcel de Rivera o de los otros establecimientos que se pueden llegar a inaugurar con la situación del pasado o de los establecimientos en crisis que tenemos: la diferencia es un tema de tiempo. El problema no es sólo la infraestructura sino en la concepción y en la gestión que está dando pruebas y si continúa seguirá dando muestras que el Estado está equivocado y no está cumpliendo ni cerca lo que tendría que hacer de acuerdo a la Constitución”.