CON MOTIVO DE LOS HECHOS ACAECIDOS EN EL BARRIO MARCONI.

Algunas organizaciones sociales que desarrollamos tareas en el Barrio Marconi, junto con la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia Católica en Montevideo, deseamos dar a conocer algunas reflexiones que hemos realizado a partir de los hechos de pública notoriedad ocurridos en los últimos días.

1. Ningún hecho social es puntual sino que supone un contexto que lo hace posible, y cuyo conocimiento resulta imprescindible para realizar un juicio. Prescindir de estos elementos supone simplificaciones en el análisis que traicionan la propia realidad e imposibilitan las respuestas adecuadas.

2. No es la primera vez que ocurren hechos violentos en el barrio, entre habitantes del mismo, con la policía, y con personas que habitan en otros barrios. Estas situaciones violentas siempre dejan secuelas en las personas, las familias y los grupos humanos. No es difícil percibir la carga de desconfianzas y rencores que anidan en las personas e instituciones involucradas.

3. No se justifica la violencia en ningún caso. Ella genera una espiral de más violencia que se retroalimenta permanentemente. ¿Quién empezó con el primer hecho violento? ¿Una piedra? ¿Una bala? ¿Un manoseo? ¿Un insulto? ¿Fue alguien del barrio, un policía, o alguien de afuera? No importa, porque este hecho es consecuencia de otros que se vienen sucediendo de mucho tiempo atrás, y que lamentablemente generará otros en el futuro.

4. En el barrio hay violencia instalada. Hay hurtos y hay narcotraficantes. También hay abusos de poder por parte de familias y grupos fuertes, así como de policías y de otros actores que vienen de fuera del barrio. Pero también, y no es nada menor, hay mucha violencia derivada de una fractura social acumulada que genera mucha frustración, ninguneo y desesperanza en las personas.

5. Frente a estos hechos todos nos vemos como víctimas de la situación. Todos tenemos miedo: los vecinos de Marconi, los vecinos de otros barrios, hasta los policías. Todos somos seres humanos y nos sentimos atacados. Es verdad, todos somos víctimas, pero algo que nos cuesta mucho más asumir es que también todos somos victimarios. Tendemos a adueñarnos de los hechos, como el acaecido en Marconi, y utilizarlos para reafirmar nuestros juicios previos (pre-juicios) y justificar nuestras actitudes ya definidas.

6. La violencia en Marconi tiene causas diversas, que exigen abordajes diferentes. Los esfuerzos realizados a nivel estatal, siendo muy importantes, sin embargo han demostrado que no es suficiente con destinar recursos económicos ni aplicar políticas generales para transformar situaciones de exclusión. Es necesario trabajar en el lugar, tomando en cuenta las organizaciones barriales que desde hace años vienen desempeñando tareas y acumulando experiencia. Los vecinos de Marconi, como los de cualquier barrio, deben ser sujetos de las transformaciones, ya que son ciudadanos de nuestra sociedad. Nadie puede ser considerado prescindible o un “problema” para la sociedad. La experiencia de quienes trabajamos en Marconi muestra que si nos relacionamos de otro modo, también la respuesta es diferente.

7. Frente a la violencia, la sociedad reclama la intervención del Estado. Pero, cuidado, si se reduce la intervención del Estado a la acción policial, difícilmente alguien pueda valorar al Estado y a la sociedad. De hecho, en Marconi, los servicios barriales directamente brindados por el Estado son mínimos. La presencia del Estado es imprescindible para asegurar la seguridad pero también para brindar los servicios de calidad que hacen que las personas se perciban como verdaderos integrantes de la sociedad. 8. Nos quedan preguntas, para las que no tenemos respuestas definitivas. ¿Cómo es posible que una rapiña termine generando una situación social de tales consecuencias? Si nuestra sociedad uruguaya es justa e integrada, ¿por qué pueden pasar cosas como las vividas en Marconi? Si se dedican tantos esfuerzos económicos, hay tantas organizaciones barriales que trabajan profundamente desde hace años, y es una preocupación de toda la sociedad uruguaya, ¿qué está pasando que hace que una realidad tan sufriente no cambie?

Nos merecemos una reflexión y una actuación seria, para que el barrio de Marconi y todos los del país vivamos una realidad más humana.

Montevideo, 17 de octubre de 2012

Vicaría de la Solidaridad de la Arquidiócesis de Montevideo,

Casa Cuna Santa Rita, Movimiento Tacurú, Obra Banneux, Organización San Vicente, Parroquia de los Sagrados Corazones (Possolo), y Parroquia El Salvador (Gruta de Lourdes).