El MIEM, el Mides y el Iecon presentaron un trabajo donde se analizan las realidades económicas y sociales de cada departamento, con el objetivo de generar insumos para políticas de desarrollo productivo local con inclusión social. El ministro Kreimerman destacó que con estos datos se podrá elaborar un plan global que exceda las acciones aisladas tomando en cuenta lo productivo y lo social.

La Dirección Nacional de Industrias (DNI) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República (Iecon) lanzaron este jueves el Mapa de capacidades territoriales y especialización productiva.

Este estudio, realizado por el Iecon en el marco de convenios suscriptos con los dos ministerios, tiene como objetivo generar insumos para políticas públicas de desarrollo productivo local con inclusión social.

Al acto, en la sede de DNI, asistieron el ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman; el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker; el director nacional de Industrias, Sebastián Torres, y el Director Nacional de Evaluación y Monitoreo del MIDES, Juan Pablo Labat.

El coordinador de la investigación, Adrián Rodríguez, explicó que se trata de un análisis por departamentos que permite realizar tipologías para apuntar al desarrollo local con inclusión.

El análisis se estructura en las capacidades endógenas (1) (capital humano, social e institucional local) de cada departamento y sus capacidades económicas y productivas (perfiles de especialización productiva, peso de la industria en la economía, competitividad exportadora, presencia de grandes empresas, economías de aglomeración urbana, entre otros puntos).

El objetivo fue obtener mapeos departamentales (economías de aglomeración urbana, capacidades endógenas para el desarrollo, especialización y potencial productivo) y, partir de ello, elaborar recomendaciones.

Se construyeron indicadores sobre 42 sectores de la economía uruguaya. Ninguno de ellos puede tomarse aisladamente, advirtió Rodríguez. A partir de ellos puede apreciarse, como ejemplo, que Colonia es uno de los departamentos con mayor diversificación del país, mientras que Artigas ocupa uno de los últimos lugares. Además, se elaboraron indicadores sobre economía de aglomeración urbana, capital humano (mayor en el sur y el litoral) y capital social-institucional, entre otros.

Como ejemplo, Montevideo, Canelones y Maldonado están al frente en todos los indicadores; Colonia tiene un alto comportamiento en potencial productivo. En cambio, en el norte y centro del país el potencial productivo es medio bajo. En el mapa según especialización y potencial productivo, Montevideo, Canelones, Colonia y San José presentan un “buen potencial” –con un alto número de actividades potentes-, mientras que Maldonado tiene una economía basada en los servicios. En el litoral, el potencial productivo es medio, mientras que en el centro y noreste es menor.

Al analizar los perfiles y capacidades departamentales de acuerdo a varias dimensiones, se elaboraron recomendaciones.

El primer objetivo es mejorar las relaciones productivas locales, sobre todo en departamentos especializados en actividades primarias y agroindustriales, con baja capacidad de actividades encadenadas. El modo de intervención sugerido es la capacitación al trabajo, a través de acciones selectivas y puntuales, en algunos casos a pequeña escala.

El segundo objetivo para estas economías es la diversificación e inclusión, a través de la generación de oportunidades, con apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y apuntando a la diversificación del tejido productivo local.

Un siguiente objetivo es el impulso a las cadenas de valor, clústeres territoriales y programas de proveedores locales para los departamentos con mayor potencial. Aun así, Rodríguez dijo que este mecanismo también puede extenderse a otros departamentos donde existan oportunidades en ciertos sectores (como en Rivera y Tacuarembó con la actividad maderera). Hay que mirar “el escalonamiento de oportunidades”, indicó el investigador.

En cuanto a las capacidades técnicas, se apunta a los territorios con mayores potencialidades productivas. Estas políticas deben ser más horizontales en lugares como Montevideo, Canelones o Maldonado, y más específicas en Salto o Paysandú. En otros lugares, las soluciones deben ser “a medida”, aclaró Rodríguez.

Finalmente, el objetivo es fomentar las capacidades empresariales para la competitividad, con una mirada que atienda al entorno.

Rodríguez destacó la necesidad de formación de capital humano, con un enfoque que tenga en cuenta la demanda y la posible transformación de la estructura, pero sin “frustrar” a las personas, y con coordinación de las intervenciones públicas para el desarrollo local.

Plan completo

El ministro Kreimerman agradeció el trabajo del Iecon y dijo que otorga importantes insumos a la administración. Recordó que se están realizando diversos trabajos en el interior –licitaciones, capacitaciones, aportes para compra de tecnología, acuerdos con agencias de desarrollo local- para fortalecer las capacidades endógenas. Sin embargo, a través de esta investigación –añadió-, se percibe que falta un “plan global”, en lugar de políticas aisladas. “Sin insumos para la planificación, las acciones son necesarias pero no suficientes”, insistió.

Por otra parte, Kreimerman dijo que no hay políticas económicas, productivas y sociales que den resultados positivos “por separado”, con el fin de lograr una sociedad más justa, ya que los tres elementos están estrechamente relacionados. Por ello, el análisis detallado por departamentos –con sus capacidades económicas, productivas, institucionales y humanas- resulta fundamental.

De este modo, se podrán elaborar políticas centradas en el territorio y diferenciales para cada región, que apunten a la infraestructura, el capital humano o el desarrollo de conocimientos profesionales, según el caso. Así se podrá desarrollar “un plan completo”, finalizó.

En su intervención, Olesker dijo que este trabajo pone sobre la mesa diagnósticos que no solo toman en cuenta aspectos económicos, y donde salta a la vista que en los mapeos sociales y económicos hay semejanzas y diferencias. Por ejemplo, departamentos con buena performance económica –Salto, Paysandú- tienen malos indicadores sociales. La preocupación principal, en materia social, es apuntar al norte del país, señaló el ministro.

Olesker agregó que hay que tomar en cuenta las particularidades de Montevideo, donde existen grandes diferencias entre los barrios. En cuanto al vínculo entre la macrovisión y el desarrollo local, dijo que se debe discutir el concepto de competitividad, en el que es necesario tomar en cuenta el desarrollo local.

Hay cosas que es mejor que se produzcan localmente, sostuvo el ministro, y para ello el Estado debe formar parte del proceso apoyando la creación de condiciones. “Hay que tomar medidas para que el desarrollo endógeno exista”, afirmó.

(1) El enfoque utilizado es el de desarrollo territorial endógeno, que plantea que el desarrollo económico de un territorio refiere a un proceso de cambio estructural y de una forma de organización de los actores sociales y económicos que constituyen el territorio. En este caso, lo productivo y lo social van de la mano, explicó Rodríguez.

“Hablar de lo endógeno es hablar de las capacidades internas de los territorios, pero no es […] lo externo en contra de lo interno”, sino incluir lo externo para hacerlo compatible con un proyecto propio, añadió el investigador.