“Todo habitante de la República tiene derecho a gozar de vivienda decorosa. La ley propenderá a asegurar la vivienda higiénica y económica, facilitando su adquisición y estimulando la inversión de capitales privados para ese fin”. Artículo 45 de la Constitución de la República.

Han pasado décadas y décadas, gobierno de todo signo político, y este derecho aún está lejos de concretarse para una importante cantidad de ciudadanos residentes en Uruguay.

Una vivienda decorosa. Aún más, muchos son los que deben vivir en asentamientos o viviendas precarias en donde ni siquiera cuentan con un piso de material…

“Llevamos hechos 150 pisos en 23 asentamientos” que benefició a 597 personas, de las cuales, 324 son niños.

¿De quién se trata tal loable obra social?

Tiene el sello del ex ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, quien junto a Santiago Caramés, y Santiago Oitaben concurrieron a la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de la Cámara de Representantes el pasado 15 de julio, presentando la labor de la Fundación Piso Digno.

Quieren llegar a los 7124 viviendas sin piso que existen en nuestro país, y esto expusieron en el Parlamento:

BARTOL (Pablo). Estoy en el Consejo de Administración de la Fundación Piso Digno, al igual que quienes me acompañan el día de hoy. Esta Fundación tiene sus orígenes el año pasado, cuando empezamos a trabajar en los asentamientos, tratando de atender una realidad que conocíamos muy bien con Santiago Caramés, de la época del Ministerio: familias que viven en asentamientos, en casas con pisos de tierra y cuánto ello afecta la salud, en especial de los niños, tanto por enfermedades gastrointestinales -parásitos y bacterias que están en el piso- como por las enfermedades respiratorias que derivan de que la humedad del piso se evapore dentro de la casa. Teníamos idea de ver cómo resolverlo. Hicimos varios ensayos con distintos tipos de materiales, hasta que llegamos a que lo mejor es un piso elevado de madera, que lleva por debajo un nylon de 100 micrones que forma una barrera para evitar la evaporación dentro de la casa. Luego, clavando estacas se hace un nivel y por encima van los tirantes y las tablas, generándose un piso más confortable, que no solo incide en el problema de las enfermedades, sino también -es lo que más nos dice la gente- en la dignidad de pisar madera y no barro adentro de tu propia casa. Aquello de despertarte de mañana, después de un día de lluvia, bajar de la cama y pisar barro, de alguna manera te sumerge en una falta de dignidad tan grande que te quita fuerzas para salir a pelearla y buscar algo mejor para tu familia. Eso es un poco lo que hemos querido atender. Cuando empezamos a operar, lo hicimos a través de referentes barriales, también de alcaldes -en especial de los municipios A y F-, que nos ayudaron a identificar aquellos barrios que más necesidades tenían. Para que tengan una idea, en Uruguay hay 7.000 hogares con piso de tierra, según las cifras que tiene el Ministerio de Desarrollo Social; al 2019, al menos, esa era la realidad. Así que tenemos por delante una tarea muy grande. Lo que vemos es que la nuestra es una tarea complementaria de lo que puede hacer el Estado que, por su propia naturaleza, tiene que dar soluciones definitivas, viables y dignas en todos sus aspectos. Cuando uno entra a estas casas, encuentra que la precariedad está por todos lados, no solo es el piso; el techo, las paredes, la instalación eléctrica, la luz, el saneamiento, todo es para solucionar. Nosotros nos focalizamos en un solo punto que es el piso, porque es un factor muy determinante en la salud de los niños y afecta también la asistencia a clases por las enfermedades respiratorias que son tan comunes en estos ambientes. Así que lo nuestro es un complemento; hacemos algo que el Estado no podría hacer. Lo nuestro es: en la casa así como está le hacemos el piso de madera para resolver ese problema. Para el Estado es muy difícil dar una solución tan parcial y tan de corto plazo, cuando tiene que dar una solución definitiva. Lo nuestro es activar a la sociedad civil, por un lado -tanto a los referentes del barrio como a empresas que donan sus materiales, voluntarios que nos ayudan a construir-, y por otro a las propias familias, que se sienten en una situación de pocas fuerzas, vencidas, y al construir con nosotros el piso, sienten que si pudieron hacer eso, van a poder seguir adelante con el resto de los problemas que tiene la casa. Esa es la realidad que hemos vivido.

Al día de hoy llevamos 50 semanas de trabajo. La Fundación formalmente tiene su personería jurídica desde el 26 de noviembre de 2021, pero habíamos empezado la actividad en agosto, cuando todavía la estábamos tramitando.

Así que llevamos 50 semanas de actividad, formando a la gente y construyendo los pisos.

Llevamos hechos 150 pisos en 23 asentamientos. Eso es 3.543 metros cuadrados construidos.

Esto benefició a 597 personas en esos 150 hogares, de las cuales, 324 son niños. El promedio de área de cada casa es de 24 metros cuadrados, con lo cual estamos viendo una realidad muy dura de hacinamiento, porque en esa área viven 4 personas en promedio. Esto da una idea de la precariedad de las situaciones. Insisto en que lo nuestro es algo complementario de lo que pueda hacer el Estado, que por el nivel de inversión que lleva dar solución definitiva a todos estos casos, va a ir lento. En el mientras tanto es que nosotros queremos dar una solución de dignidad a estas familias, atacando simplemente el tema de los pisos.

REPRESENTANTE ANDÚJAR (Sebastián). Para que conste en la versión taquigráfica, ¿el objetivo es donaciones especiales? Porque acá recibimos instituciones por subsidios y subvenciones, y por donaciones especiales.

BARTOL (Pablo). El objetivo es donaciones especiales, porque es parte de ese involucramiento de la sociedad civil en dar un mínimo de dignidad a las familias. Otro punto que quiero resaltar es que, a la hora de focalizar nuestra acción, hemos decidido hacerlo en los niños recién nacidos. Nuestro objetivo es que ningún niño nazca en piso de tierra en Uruguay, y para eso hicimos convenio ya con el Hospital Pereira Rossell y con el Hospital de Clínicas, con lo cual cada vez que aparece una madre al parto y dice tener piso de tierra nos avisan y antes de que vuelva con el niño a la casa le hacemos el piso de madera. De esta manera apuntamos a lograr ese objetivo de que ningún niño nazca en piso de tierra en Uruguay, que por lo menos ese mínimo de dignidad nuestro país lo garantice.

REPRESENTANTE IRRAZÁBAL (Miguel). Simplemente a modo operativo, ¿buscan hacerles solo el piso? No intervienen en el resto de los problemas que se puedan encontrar en la casa. No digo que esté mal -al contrario-, pero ¿abarcan ese segmento, nada más?

BARTOL (Pablo). Como acción principal, sí, y ese es el foco. Nos podríamos enfocar en todos los demás problemas, como decía, pero en vez de ir a este ritmo de resolución iríamos muchísimo más lento y queremos llegar a esos 7.000 pisos cuanto antes. Después de que ese mínimo de dignidad esté garantizado, atacaremos los demás problemas. De todos modos, en el mientras tanto, obviamente que van surgiendo mil ofrecimientos de la sociedad civil -por ejemplo, muebles, materiales- y es algo con lo que asistimos a las personas. También hemos hecho coordinaciones con el Ministerio de Vivienda y, por ejemplo, mañana sábado se estará mudando una familia compuesta por la mamá y cinco niños chicos, el mayor tiene catorce años y el menor dos. El Ministerio de Vivienda los visitó por una coordinación que hicimos y determinó que merecían un subsidio de vivienda, con lo cual mañana se estarán mudando a una vivienda que está en el entramado social, con las comodidades normales, incluso con tres cuartos. Así que también hacemos ese tipo de tarea de coordinación con el Estado, por otros beneficios. En el caso que les relaté la situación era tétrica. Haberle hecho el piso a esa casa te daba la sensación de que era como haber puesto una cortina en una ventana. Era una solución de dignidad, pero todo lo demás estaba tan mal, el hacinamiento era tan grande, la precariedad, el riesgo y el entorno en que estaban viviendo eran tan graves que el Ministerio los visitó y determinó inmediatamente que merecían recibir ese subsidio de vivienda. Así que hacemos otras tareas que vemos que son necesarias, aunque nuestro foco es el piso y, en concreto, para los niños recién nacidos.

REPRESENTANTE IRRAZÁBAL (Miguel). La expresión sería: el piso de la ONG es el piso; de ahí para arriba.

BARTOL (Pablo). Exactamente, es una buena manera de expresarlo.

OITABEN (Santiago). La pregunta que hizo el señor diputado Irrázabal al principio nos la hacemos permanentemente. La Fundación es una herramienta para un fin, no un fin en sí mismo. Vemos realidades que nos parten el alma y uno a veces termina actuando a nivel personal: llamamos a un amigo, intentamos ayudar. Pero lo que decidimos fue que la Fundación tenga un foco, que es que ningún uruguayo nazca en piso de tierra. El señor diputado mencionaba recién algo que tiene que ver con el nombre de la Fundación. Hago un breve repaso. Yo soy un joven emprendedor. Tengo empresas y estoy vinculado a lo social. Quizás la movida más grande que fundé fue CanastasUy, que seguramente la conocen. Algo que me pasó en CanastasUy -cuento una intimidad- fue que un día fuimos al asentamiento Che Guevara, en el Cerro, con las canastas y se arrima Gabriela y me dice: «Santi, ¿hasta cuándo van a traer canastas? Porque mi marido no quiere laburar». Entonces, nos dimos cuenta de que atender la emergencia alimentaria fue necesario, pero llegó un punto en el que había que seguir. Ahí estaba mi dilema: si ayudo, ¿estoy ayudando de verdad o no? Porque uno siente que ayuda, y es muy bonito, pero ¿ayuda realmente? Lo que encontré en la Fundación Piso Digno fue que es el piso digno -un poco lo que decía el diputado- para otras cosas. Lo que más nos emociona son audios que nos llegan -no da para compartirlos; es un tema personal- de madres de familia, jefas de hogar, que nos dicen: «A raíz de que tengo un piso de madera me animé, salí a buscar laburo, hice una cuna». Tengo una foto del piso de madera con la cuna. Los niños juegan a la escondida, se esconden debajo de la cama, cosas superbásicas, y hay situaciones que uno piensa que no pasan en nuestro país, pero pasan. Entonces, lo que encontramos en la Fundación fue una herramienta para intentar un piso digno y el día de mañana, cuando esa meta esté cumplida -soñamos con que así será-, buscaremos otras cuestiones sociales en las que entendamos que necesitamos un piso digno. Hoy nos une una herramienta, una Fundación, donde hay una diversidad total en qué creemos, qué votamos. Lo que buscamos es que ningún niño nazca en piso de tierra en Uruguay. Encontramos un lugar desde el cual estamos ayudando, ayudando. Nos sentimos útiles -eso siempre es lindo en lo personal-, y además uno ve el retorno real en la gente, que es lo que al final estamos buscando.

PRESIDENTE. Quiero felicitarlos. Conozco la sensibilidad, el trabajo y la dedicación que tuvieron y tienen, y sé que la van a tener. Ojalá que en algún momento puedan desembarcar también en Florida, porque van a ser bien recibidos. Son grandes amigos y la verdad es que a uno le llena de orgullo este tipo de actividades que seguramente van a seguir dando fruto.

Fuente Imagen: Santiago Caramés.