por Miguel Mieres Roldán.

Este 23 de agosto de 2025 se cumplen 20 años del ciclón extratropical que azotó el sur del país en 2005, un episodio recordado como la peor tormenta en la historia reciente de Uruguay.

Durante la noche del 23 al 24 de agosto de aquel año, ráfagas de viento que alcanzaron hasta 200 km/h dejaron un saldo de 10 fallecidos en Uruguay y 2 en Argentina, además de innumerables destrozos en infraestructura y viviendas.

El ciclón, clasificado por los meteorólogos como un “ciclón bomba”, ingresó por la zona de Kiyú (San José) y se desplazó hacia Juanicó (Canelones), donde comenzó a disiparse. Su impacto afectó especialmente a los departamentos de Canelones, Montevideo, San José, Colonia y Maldonado, que concentran más del 70% de la población del país.

Advertencias que no llegaron a tiempo

Un dato que aún se recuerda es que el único equipo meteorológico que alertó con antelación sobre la probabilidad de este fenómeno fue el brasileño METSUL. En Uruguay, las advertencias oficiales no alcanzaron a dimensionar la magnitud del ciclón, lo que generó críticas posteriores.

Como consecuencia, tras la tragedia, el entonces Servicio Meteorológico Nacional —hoy INUMET— adoptó un sistema de alertas por colores (Amarillo, Naranja y Rojo), que hasta hoy se utiliza para advertir a la población sobre fenómenos adversos según su intensidad y probabilidad.

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Fuente Imagen: bcp Salto.

Un recuerdo imborrable

Entre los hechos más trágicos se recuerdan la caída de las antenas radiales en Montevideo. La de Emisora del Sol 99.5, ubicada en Cerrito de la Victoria, provocó un derrumbe fatal, mientras que la torre de Concierto FM 94.7, en La Blanqueada, destruyó el techo de una vivienda aunque sin víctimas.

La magnitud del desastre obligó a desplegar medidas de emergencia para asistir a la población con refugios, alimentos, mantas y kits de higiene, en un contexto de lenta recuperación de los servicios básicos.

Una lección para el futuro

Dos décadas después, el temporal de agosto de 2005 sigue siendo un símbolo de la vulnerabilidad del país ante los fenómenos climáticos extremos y un llamado a fortalecer las políticas de prevención y respuesta.

Los uruguayos que lo vivieron lo recuerdan como la noche en que el viento sopló con fuerza de huracán y cambió para siempre la percepción nacional sobre los riesgos del clima.

Imagen Principal: Diario El País.