En un área de 40 kilómetros cuadrados se registraron 3.700 grabados rupestres de los cuales más del 50% se encuentran en Colonia Itapebí y en la cuenca del Arroyo Valentín Grande. Dos concentraciones en esos sitios fueron declarados, en 2005, monumentos histórico nacionales. Habrían sido realizados desde hace 4.600 años. Representan un universo de elementos ideológico-simbólicos y cumplían una función determinada al interior de la comunidad

Nuestro país cuenta con dos grandes regiones en materia de manifestaciones rupestres. La región sur, en los departamentos de Flores y Durazno, caracterizada por la existencia de 43 pinturas (pictografías) relevadas e inventariadas, que se concentran mayoritariamente en la Localidad Rupestre de Chamangá. Y una segunda área que se extiende al Norte del Río Negro, en Artigas, Paysandú y Salto en donde, en la última década, se localizaron varios miles de grabados rupestres (petroglifos), particularmente en este último departamento.

Las pictografías y los petroglifos fueron realizados sobre la superficie de las rocas y constituyen representaciones que plasman un universo de elementos ideológico-simbólicos, intencionalmente elaborados para cumplir una función determinada al interior de la comunidad, según lo fundamentó el proyecto “Petroglifos del Departamento de Salto. Investigación y diseño de un Parque Arqueológico”, elaborado por el arqueólogo Leonel Cabrera.

En la actualidad estas representaciones rupestres constituyen los testimonios que se preservaron de los grupos humanos que ocuparon este territorio y su estudio, junto con el de otros vestigios arqueológicos, nos permitirán aproximarnos al conocimiento del comportamiento del hombre del pasado. Así lo expresa la resolución del Poder Ejecutivo, del 27 de noviembre de 2005, que declaró monumentos históricos nacionales, a dos sitios con grabados ubicados, uno, próximo a la localidad de Colonia Itapebí, y el otro, en la cuenca del Arroyo Valentín Grande, ambos en Salto.

El documento oficial establece que los grabados de esos sitios arqueológicos fueron realizados en afloramientos de arenisca silicificada, sobre superficies planas. Presentan una predominante tendencia a un patrón de diseños de tipo abstracto, con motivos geométricos. Algunos grabados aparecen aislados y otros en conjuntos, integrados a otros artefactos arqueológicos que indican las múltiples funciones de estos complejos arqueológicos.