El Informe Luz sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Uruguay en 2022 es el primer relevamiento de sociedad civil sobre implementación de los ODS en nuestro país.
Sus objetivos son:

  • Recabar la opinión y percepción de las OSC sobre avances y desafíos en las políticas públicas asociadas a cinco ODS (1, 4, 5, 15 y 17), a escala nacional y territorial, desde la perspectiva de múltiples actores de la sociedad civil y la academia.
  • Describir el grado de conocimiento y adopción de los ODS por parte de la sociedad civil y la academia en su implementación en Uruguay.
  • Brindar insumos para la toma de decisiones en el marco de la planeación nacional y territorial del desarrollo sostenible.
  • Reforzar el papel de la sociedad civil y otros actores en su rol de acompañamiento propositivo del proceso de implementación de los ODS.

Es publicado por la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales Orientadas al Desarrollo, y realizado con el apoyo de la Unión Europea, Naciones Unidas y Action for Sustainable Developement.
El equipo consultor encargado de relevar el informe estuvo integrado por Alfonso Bermejo Villa, Marianela Fernández Villa y Martín Fittipaldi Freire.

¿Cuáles son las conclusiones del estudio?

En relación con el conocimiento, valoración y oportunidad de incorporar la Agenda y el enfoque de ODS, algunas de las organizaciones consultadas manifiestan la conveniencia de que la misma sea incorporada por las propias OSC desde una visión de integralidad e interdependencia de objetivos, que permita unificar discursos y acuerdos, apuntando a la incidencia en las políticas públicas y las organizaciones que ejecutan dichas políticas.

En la medida que el gobierno incorpora la agenda, las organizaciones sociales pueden ver tensionado su discurso hacia esta mirada, y es relevante al menos, conocer el enfoque, el estado de cada objetivo, pero sobre todo, incorporar información relevante al análisis.

A su vez, su incorporación colaboraría a acercar a la sociedad civil organizada a los circuitos de análisis, discusión y definición de medidas a nivel internacional, en circuitos donde se necesita conocer la lógica y lenguaje de esta agenda internacional para poder participar y vincularse a redes globales de incidencia.

En cuanto a lo relevante que las OSC uruguayas pueden sumar al estado de implementación de Conclusiones y Recomendaciones a partir de este estudio los ODS, este informe deja en claro que la información brindada por las OSC es relevante, al menos en los siguientes sentidos:

  • Las organizaciones de la sociedad civil son quienes “detectan” y atienden las problemáticas de las poblaciones más vulnerables de manera más inmediata y precisa. Esto tiene que ver con la cercanía que las organizaciones tienen -por su definición propia- a nivel territorial y comunitario con las personas más vulnerables. En este sentido, las OSC tienen un diagnóstico más preciso, mucho más localizado territorialmente y susceptible de actualizarse de manera permanente.
  • Las OSC tienen la capacidad instalada de dialogar con las expresiones formales de la política pública -según su nivel de desarrollo y de descentralización territorial- de manera eficiente, a partir de las estrategias previas de diálogo que se generaron a través de espacios territoriales para la gestión de las temáticas de las poblaciones. Estas capacidades suman activos al avance de los ODS, siempre y cuando sea definido como coordinado, co-diseñado, co-gestionado y co-evaluado. La mirada con relación al proceso de diseño e implementación de las políticas públicas impacta directamente en el avance o retroceso en clave de ODS, en el entendido de que no depende exclusivamente del actor Estado, sino que depende de todos aquellos actores que aportan a ese desarrollo.
  • En este mismo sentido, y como hemos visto en este informe, la desinstalación de espacios de diálogo y acuerdo para el avance de las políticas públicas (que podemos traducir en ODS) afecta directamente la calidad de su elaboración, su ejecución y progreso de las mismas, así como su seguimiento y monitoreo. En un estudio donde se analizó más de 3000 artículos científicos (Biermann et al., 2022), el cual fue presentado en la revista Nature, se encontró evidencia de que la sociedad civil había asumido – por lo general – el discurso de la Agenda 2030 y utilizaban los ODS como marco de referencia para exigir a las autoridades el cumplimiento de sus compromisos, lo que es importante en el cumplimiento del objetivo de no dejar a nadie atrás en la senda del desarrollo. Este es el reto de la sociedad civil uruguaya. La sociedad civil podría asumir el liderazgo para generar espacios de diálogo, conjuntamente con la academia, que permitan, por un lado, extender el conocimiento sobre los ODS y su implicancia en desarrollo país; por otro, la adaptación de las metas e indicadores de los ODS a la realidad y necesidades del país; y, finalmente, impulsar la generación de conocimiento por parte de la academia, y que este termine redundando en el hacer práctico de las OSC. Se entiende que sería adecuado “desfragmentar” las agendas, es decir, fortalecer un proceso que apunte a la creación y defensa de una agenda integral de derechos que tenga una incidencia real en las decisiones de políticas públicas. Ampliar la base de alianzas entre actores de la SCO para actualizar y robustecer narrativas que contribuyan a este objetivo. En este sentido, desde ANONG se podría, a través de las organizaciones que la integran, hacer visibles los sujetos (individuales y colectivos) y sus acciones que ejecutan en territorio, a través de su voz y presentación de evidencia.

Es importante, además, que desde la sociedad civil se promueva la elaboración de una política pública de corte redistributivo, la que permita disponer de los recursos necesarios para trabajar con los más vulnerables. Como se ha visto, al desagregar las cifras, sean estas educativas, de género o cualquier otro sector, la posición socioeconómica se correlaciona con los niveles existentes; a medida que el NSEC es mayor, los indicadores tienden a mejorar.

Finalmente, para afrontar estos y otros retos que la Agenda internacional de desarrollo plantea al país es necesario avanzar hacia un reforzamiento de la unidad y conciencia de grupo de las organizaciones de la sociedad civil.

Ello no podrá realizarse sin el involucramiento y compromiso de sus partes, por lo que parece adecuado diseñar acciones tendientes a fortalecer estas dimensiones, lo que posibilite aumentar su poder e incidencia en la agenda pública nacional.

En este sentido, se reconoce en ANONG un potencial para fomentar una mayor articulación y fortalecimiento del tejido organizacional de la sociedad civil, para comenzar un diálogo amplio entre actores “tradicionales” y no tradicionales.

Fuente Imagen: https://www.gaceta.unam.mx/